El hombre es una errata pensante” (Machado de Assis)

jueves, 17 de marzo de 2011

El periodismo ha encontrado en las redes sociales un gran aliado. No hace mucho un periódico online dejó un comentario en una foto de mi cuenta en la red social Tuenti invitándome a mí, y al resto de las personas etiquetadas en la imagen, a conocer su página web. Aunque sea solamente para darse a conocer, los medios de comunicación pueden aprovechar las redes sociales para promocionarse entre los interesados.
Las redes sociales, además, permiten una mayor interacción entre el emisor y el receptor. El papel del periodista cambia como consecuencia de la revolución de las redes sociales. El periodista tiene ahora una labor más completa que antes ya que, además de comunicar las noticias al público, puede establecer vínculos más directos con él. Esto es especialmente atractivo en ciertos tipos de periodismo como el de opinión, donde se pueden establecer jugosos debates a través de las redes sociales, o el radiofónico y televisivo ya que el público online puede comentar a tiempo a real el programa influyendo en su desarrollo. Además, las redes sociales permiten a los medios acercarse a un público más especializado de acuerdo a la temática de su contenido.
Redes sociales como Twitter permiten un acercamiento rápido, aunque poco profundo, a las noticias. Esto puede invitar a que personas perezosas de leer varios periódicos enteros, por ejemplo, conozca las noticias contadas desde distintos medios con ideologías contrapuestas. Y, aunque la formación de una propia opinión rica requiere investigación y asimilación, los medios en las redes son un comienzo de este proceso. 


 

2 comentarios:

  1. ¿Adónde va el mundo tan deprisa, si no sabe adónde va?

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  2. Hace unos cuantos años, Paul Goodman hizo ya el muy pertinente aviso en una de las grandes revistas americanas: no convenía que hubiera en cada página más de una idea. La receta parece que ha tenido mucho éxito en las redes sociales. Apoteosis de la cháchara, y alguna idea desperdigada de cuando en vez. Se recomienda no molestar al frenético lector-opinador-informante con la enojosa tarea de pensar. "Un pensamiento vale más que el mundo": era así como pensaba un frailuco muy pequeño y muy lejano, de vuelo inalcanzable.

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